El jitomate constituye en nuestro país una de las hortalizas más importantes debido a la cantidad de empleos directos e indirectos que genera su cultivo y al número de divisas que ingresan al país por concepto de su comercialización. Debido a la superficie destinada a su cultivo y al valor de la producción, el jitomate (Solanum lycopersicon L.) es uno de los cultivos más importantes de México pues ocupa el décimo lugar a nivel mundial en superficie sembrada, esta especie hortícola es la más cultivada tanto a cielo abierto como en Invernadero.
La productividad del cultivo está determinada por complejas interacciones entre el clima y los procesos fisiológicos que estos conllevan. El éxito productivo no solo depende de la intensidad de los estímulos climáticos sino también de la secuencia temporal de estos durante su ciclo de vida. La temperatura, la radiación solar y el agua en el suelo son los tres principales factores que regulan los procesos fisiológicos y metabólicos en las plantas. La ocurrencia de bajas y altas temperaturas, la variación entre la humedad relativa y evaporación, son la principal limitante para el cultivo, ya que influyen en un momento determinado durante su crecimiento y desarrollo.
El clima ideal para la producción es el que presenta radiación, temperatura y precipitaciones adecuadas para el desarrollo vegetativo del cultivo y fotoperíodos favorables para la inducción floral. Un rendimiento significativo se puede lograr cuando la siembra o plantación se realice en época oportuna y se utilicen adecuadas densidades y espaciamientos. Respecto a la época, su manejo depende, tanto de factores climáticos como fisiológicos de la planta; se conoce que determinados rangos de temperatura, luz y precipitaciones intervienen directamente en la germinación, crecimiento y desarrollo de las plantas, además estos factores no se comportan por igual durante e l ciclo de vida del cultivo.
Es por eso la importancia de los factores edafoclimáticos de cada cultivo, estos te permiten saber cuáles son las necesidades de cada uno, tomarlas en cuenta para seleccionar lugar y época de siembra, variedad a utilizar, si se necesita instalar un sistema de riego, entre otras cosas. El manejo racional de los factores edafoclimáticos de forma conjunta es fundamental para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que todos se encuentran estrechamente relacionados y la actuación de uno de estos incide sobre el resto.
La producción de jitomate constituye una valiosa alternativa al productor, por lo que a continuación se presentan los requerimientos edafoclimáticos del cultivo.
La temperatura óptima de desarrollo oscila entre 20 y 30ºC durante el día y entre 1 y 17ºC durante la noche; temperaturas superiores a los 35ºC producen aborto de flores y afecta la fructificación. Temperaturas inferiores a 12-15ºC también originan problemas en el desarrollo de la planta. La maduración del fruto está muy influida por la temperatura en lo referente tanto a la precocidad como a la coloración, de forma que valores cercanos a los 10ºC, así como superiores a los 30ºC originan tonalidades amarillentas.
No obstante, los valores de temperatura descritos son meramente indicativos, debiendo tener en cuenta las interacciones de la temperatura con el resto de los parámetros climáticos.
La humedad relativa óptima oscila entre un 60% y un 80%. Humedades relativas muy elevadas favorecen el desarrollo de enfermedades aéreas y el agrietamiento del fruto, también se dificulta la fecundación, debido a que el polen se compacta, abortando parte de las flores. El rajado del fruto igualmente puede tener su origen en un exceso de humedad edáfica o riego abundante tras un período de estrés hídrico. También una humedad relativa baja dificulta la fijación del polen al estigma de la flor. La humedad dentro de un invernadero por lo general es mayor (hasta un 20%), por ello es importante abrir ventanas durante el día.
Valores reducidos de luminosidad pueden incidir de forma negativa sobre los procesos de la floración y fecundación, así como el desarrollo vegetativo de la planta. En los momentos críticos durante el período vegetativo resulta crucial la interrelación existente entre la temperatura, diurna y nocturna, y la luminosidad. A mayor intensidad lumínica mayor crecimiento.
La planta de jitomate no es muy exigente en cuanto a suelos, se recomienda suelos sueltos de textura franco-arcillosa, ricos en materia orgánica y con buen drenaje. El pH del suelo deberá ser entre 5.8 y 6.8 ya que esto garantiza la máxima disponibilidad de nutrientes. Exceso de humedad del suelo puede provocar follaje amarillo, aborto de flores y frutos abatiendo el rendimiento, sin olvidar que hay mayor susceptibilidad de enfermedades del suelo.
El cultivo de tomate requiere de cuidadosas especificaciones que si se siguen correctamente se podrá obtener un producto de buena calidad. Una mala administración en el proceso productivo puede afectar el potencial del cultivo, a través de asesorías técnicas se puede lograr una mejora en el rendimiento de la producción de jitomate.
Por I.A. Margarito Morales
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