Según la ONU, en 1960 la población mundial era de 3,039 millones, se estima que la población mundial aumente en 1000 millones de habitantes en los próximos, 15 años, para esto seremos 8,500 millones de habitantes en el 2030, 9,700 para el 2050, y 11,200 millones para el 2100, sin embargo el suelo fértil para la producción de alimentos va en deceso, según datos de la FAO. Para el año 1965 el 36.02% de la superficie total de la tierra era destinada a la actividad agrícola comprendiendo un sin número de ambientes y un sin número de cultivos, resaltan: trigo, maíz y arroz, según esos registros en el año 1991 la superficie agrícola creció en un 3.45% siendo 39.47%, el valor más alto registrado hasta la fecha. De 1991 a 2017 la superficie cultivable se ha mantenido en promedio 37% y las tendencias indican que no crecerá más, esto a causa de factores poco controlables por el hombre como la erosión del suelo y los efectos del cambio climático.
Ante este panorama podríamos preguntarnos ¿Cómo es que la producción agrícola ha logrado alimentar a una población con una tasa de crecimiento tan alta? Aunado a esto una disminución considerable en el área agrícola sembrada que es casi igual al área cultivada en los años 60, pero con una población del 60% mayor.
La revolución verde impulsada en todo el mundo por instituciones de investigación, la FAO, la ONU y el Dr. Norman Borlaug en los años setenta trajo consigo la utilización de nuevas técnicas de producción agrícola: uso de agroquímicos, fertilizantes, pesticidas, etc. Pero esto no fue todo un componente más importante de la revolución verde de los años setenta y de la década de los ochenta fue el mejoramiento genético y básicamente la heterosis o vigor hibrido producto de cruzar de forma controlada dos líneas puras, propuesta por Shull en 1914 y que se ha llevado a la practica en todas las vertientes del mejoramiento genético donde se tratan de fijar características deseables de un individuo generalmente de interés agronómico como mayor rendimiento, color, sabor, etc, que mediante la evolución natural no es posible en el corto tiempo. Por esta razón es indiscutible que el mejoramiento genético mediante la hibridación es necesario para aumentar la producción agrícola donde el panorama resulta poco alentador.
El productor agrícola en la actualidad presenta un serio problema en la rentabilidad en los cultivos (trigo, maíz, arroz, hortalizas), en muchas ocasiones la inversión es superior al valor de la cosecha, lo que ha orillado a un sin número de agricultores en todo el mundo a retirarse de la actividad, lo que denota que es necesario la utilización del mejoramiento genético para elevar la productividad y rentabilidad de los cultivos aunado a un manejo responsable de los productos químicos utilizados en la agricultura.
Gracias a la heterosis, tenemos rendimientos mayores, con menor uso de recursos naturales, tenemos un abanico más amplio de vegetales –como es el caso de los jitomates de especialidad y otros cultivos, como hortalizas de hoja–. Y nuestra huella ambiental ha disminuido considerablemente.
EN RESUMEN, LA HETEROSIS NO DAÑA EL AMBIENTE NI A LOS HUMANOS, AL CONTRARIO NOS HA ALIMENTADO ALREDEDOR DE 70 AÑOS.
M. en C. Ángel Mercado
Director Operativo de AgroElField, granos.
El maíz es un producto de mucha importancia agrícola
Agricultura urbana: pequeñas superficies dentro de una ciudad y destinadas a cultivos.