El jitomate (Lycopersicon esculentum.) es de los cultivos de hortalizas más importantes en México y en el mundo en cuanto a superficie destinada y mayor aún en cuanto al valor de la producción.
De acuerdo con el Instituto de Investigación y Capacitación Agropecuaria, Acuícola y Forestal el jitomate tiene un potencial de rendimiento que va de 4 hasta 25 kg/m2 dependiendo de la experiencia del productor, asesoría técnica, y el nivel tecnológico con el que cuenta. Por otro lado, en nuestro país el consumo per cápita se estima un consumo de 13.8 kg (ICAMEX, 2018).
Actualmente en México se satisface el 100% de los requerimientos de jitomate nacionales con producción interna; de igual forma, las importaciones mundiales también han aumentado 39.41% en la última década, lo que ha generado un incremento en las exportaciones mexicanas principalmente con destino a Estados Unidos (SAGARPA, 2017).
La pudrición de raíz o podredumbre de cuello en el cultivo de jitomate también llamada Fusariosis radicular, (Benito Hernández & Hernández Brito, 2019)es una grave enfermedad que es causada por el agente patógeno Fusarium Oxysporum f.sp. radicis-licopersici
Este patógeno afecta al menos 32 países en gran diversidad de condiciones, informándose hasta el momento, tres razas, las cuales se distinguen por su virulencia que contienen genes de resistencia (González, Arias, & Peteira, 2012). Sin embargo, el género Fusarium varía ampliamente en características morfológicas y fisiológicas, incluyendo su virulencia, lo que complica el diagnóstico de las Formas especializadas Fusarium oxysporum f. sp. Radicis- Licopersici (FORL) y Fusarium oxysporum f. sp. Licopersici (FOL), (Benito Hernández & Hernández Brito, 2019).
Frecuentemente, los primeros síntomas se observan cuando la planta está en la etapa verde de maduración del fruto y se ubican en las raíces, es decir, se presentan coloraciones pardo-rojizas, húmedas y acaban pudriéndose; además ascienden por el sistema vascular, de tal forma que en el cuello de la planta típicamente manifiesta un chancro pardo oscuro que suele extenderse longitudinalmente más por un lado del tallo, adoptando la forma de una llama, pudiendo ascender hasta 25 cm (Benito Hernández & Hernández Brito, 2019).
Las alteraciones anteriores, también se manifiestan en la parte aérea de la planta de jitomate con una decoloración amarilla de las hojas más viejas que gradualmente avanza a las hojas más jóvenes (SEMINIS, 2019).
Fusarium Oxysporum sobrevive en restos de cultivo de una temporada a otra y posee estructuras de resistencia que le permiten sobrevivir hasta 6 años en el suelo. (Gonzalez, 2019). Por otra parte, algunas condiciones que favorecen el desarrollo de Fusarium Oxysporum son, temperaturas entre 12° y 28°C, asociada a alta humedad relativa, sin embargo la óptima es de 20°C, días cortos con baja intensidad lumínica, suelos ácidos, arenosos, con bajo pH, pobres en nitrógeno y alto suministro de potasio.
Fusarium Oxysporum f. sp lycopersici es un patógeno de jitomate, aun cuando la bibliografía también cita a otras solanáceas como huésped de este hongo.
Una vez que el hongo penetra al tejido vegetal, no existe control químico efectivo para Fusarium oxysporum. La utilización de variedades resistentes es la medida más adecuada para el manejo de este patógeno. Las plantas enfermas deben eliminarse lo más pronto posible con el fin de reducir el inóculo (Gonzalez, 2019).
Algunos cultivares que presentan tolerancia al género Fusarium son: Azhala F1, Venus F1, Odin F1, Moctezuma F1, Canek F1, Maviri F1.
En nuestra página, las semillas que presentan toleracia vendrán indicadas con el término Fol: seguido de las razas a las que es tolerante (1, 2 y 3)
Por I.A. Miriam Salas
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